Grupo Español de Expertos en Ecosistemas de Carbono Azul
El G3ECA se crea con los objetivos de potenciar la interacción entre grupos de investigación nacionales e internacionales de especialistas en el tema e informar a los diferentes sectores sobre la importancia y el potencial de estos ecosistemas . El objetivo último es ofrecer soluciones para ayudar a su conservación y con ello a la mitigación del cambio climático, al tiempo que contribuyendo al crecimiento económico y al bienestar de la sociedad.
El incesante aumento de CO2 en la atmósfera ha espoleado el interés por la conservación y restauración de los sumideros de carbono biosféricos como ayuda para atenuar esa tendencia. Durante la última década se ha venido generando abundante información sobre el posible papel de la vegetación costera como sumideros y reservorios de carbono significativos identificando a marismas, manglares y praderas de fanerógamas marinas como principales exponentes. A este carbono se le conoce como Carbono Azul (CA), por coherencia termiológica con el carbono verde, aquel acumulado por los bosques terrestres.
De la misma manera que cada tonelada adicional de CO2 capturado por los bosques terrestres (o cuya reemisión ha sido evitada) puede comercializarse en los mercados de carbono regulados o voluntarios (esquema Cap & Trade), el CO2 secuestrado o conservado por los ecosistemas de carbono azul (ECA) podría certificarse como créditos de carbono a través de proyectos de compensación (o absorción) y comercializarse, inicialmente, en los mercados voluntarios. Esta posibilidad junto a la familiaridad de la sociedad en general con los conceptos de cambio climático y de mercados de carbono, vienen impulsando de forma imparable las iniciativas de investigación en el campo de los ECA, tanto en sus facetas científico-técnica, aplicada, o en el ámbito normativo (regional, nacional y comunitario). Aprovechando la gran fuerza y popularidad del fenómeno CA, los principales objetivos de los diferentes sectores interesados incluyen el estudio y la conservación de estos ecosistemas clave para nuestras costas, la generación de ingresos que hagan rentable o, al menos, financien esa conservación, implicar y beneficiar a las comunidades locales, compensar su huella de carbono on créditos de CA, mejorar su imagen corporativa, así como la generación de otros co-beneficios.
Pero ni el estudio de estos ecosistemas ni el camino hacia la monetización del carbono que capturan y almacenan son tareas fáciles. En primer lugar, se necesita una cuantificación detallada del tamaño y la dinámica del reservorio asociado a los ECA. Por sí solo, este desafío es ya de gran magnitud, tanto a nivel conceptual como técnico, debido a la alta complejidad de los procesos implicados, a su extensión y diversidad, al difícil acceso a los mismos y, en general, a la escasa información disponible.
Una vez estimadas, con mayor o menor exactitud, las toneladas de carbono capturadas o las emisiones evitadas deben ser certificadas a través de aproximaciones numéricas laberínticas determinadas por estándares de certificación muy exigentes y, finalmente, integradas en las legislaciones ambientales vigentes.
Las elevadas exigencias de los estándares no solo son comprensibles sino deseables. El objetivo de un estándar de certificación es garantizar que los proyectos de absorción cumplen con la función prevista, es decir, que los créditos de carbono que se certifican corresponden realmente a toneladas de CO2 (Unidades de Absorción, UDAs) que han sido retiradas de la atmósfera hacia un reservorio estable y duradero en el tiempo (idealmente 100 años o más). Debe también garantizarse la trazabilidad posterior de esas UDAs. La otra vía hacia la compensación certificable es demostrar que el proyecto está evitando una re-emisión de CO2 a la atmósfera que sería inevitable en ausencia de las acciones de conservación previstas en el proyecto.
Junto con los procesos que resultan en la incorporación de CO2 en forma de carbono orgánico al stock de los ECA, coexisten otros con efecto contrario. Aunque es tema actual de intenso debate, la estequiometria del proceso de calcificación resulta en la emisión neta de CO2 a la atmósfera. Puesto que la precipitación de carbonatos se ve favorecida en aguas con pH elevado, la intensa actividad fotosintética hace que algunas praderas de fanerógamas marinas presenten elevados índices de calcificación y abundantes stocks de carbonatos en sus sedimentos. Por otro lado, recientemente se ha empezado a abordar el estudio de posibles emisiones de otros gases de efecto invernadero en los ECA, como metano y óxidos de nitrógeno. Trabajos experimentales y de revisión apuntan a la existencia de importantes emisiones en marismas, sobre todo en aquellas sometidas a restricciones mareales donde la salinidad es baja, y escasamente relevantes en praderas marinas. Los posibles stocks de carbono acumulados fuera del ecosistema, la exportación de CO2 en forma de reserva de alcalinidad, o la inclusión de los bosques de macroalgas en la familia de los ECA, son otras cuestiones que aún no incorporan los estándares pero que se presume pueden tener un gran impacto en el balance final de los ECA como sumideros netos de carbono.
Los estándares exigen también rigor en los métodos de cartografiado, de muestreo, de análisis y de cálculo necesarios para determinar los stocks y flujos de carbono en los ECA recuperados o protegidos. Actualmente son aún muchos los retos metodológicos que afectan a la calidad de los valores finales de las reservas y flujos de carbono asociados con los ECA, a la comparabilidad entre estudios y al escalado de las estimas. Ejemplos de estos son la falta de un método estándar para corregir la compresión de los sondeos de sedimento, el cómo extrapolar hacia o más allá de 1 m de longitud de sondeo, a qué temperatura secar las muestras en la estufa, qué tiempo de exposición y temperatura utilizar para determinar el contenido de materia orgánica, qué métodos utilizar para determinar el carbono orgánico e inorgánico en la muestra, qué fracción del sedimento empleado para la datación por radiocarbono (total, detritos orgánicos, conchas), o el uso o no de la técnica de datación del 210Pb como complemento de la datación 14C para períodos más recientes de formación del sumidero. Los escasos intentos que se han hecho para llevar a cabo comparaciones entre laboratorios para evaluar la reproducibilidad en las medidas han revelado diferencias considerables, confirmando la necesidad de trabajar en la estandardización de metodologías para mejorar la fiabilidad y comparabilidad de los estudios. Queda por tanto un largo camino por recorrer hacia el objetivo de contar con metodologías solventes y de consenso que puedan aplicarse de forma generalizada en los esquemas de acreditación de compensación emisiones de carbono.
Lo expuesto arriba nos dibuja un campo de investigación aún joven, con muchas lagunas de conocimiento prácticamente a todos los niveles y con muchas incertidumbres, lo que está haciendo aumentar el número y el volumen de las voces que cuestionan incluso la esencia que lo vertebra: ¿Son los ECA realmente sumideros netos de CO2? ¿Dada la extensión de los ECA y sus tasas de secuestro, prestan realmente un servicio de mitigación contra el calentamiento global significativo?
Finalmente, aunque se acabase concluyendo que la respuesta a las preguntas de arriba es afirmativa, también será necesario analizar con rigor la base argumental y científica de recientes corrientes de escepticismo que se vienen planteando en el ámbito normativo sobre la eficacia del propio sistema de certificaciones. Se plantea incluso, que la inmensa mayoría de los créditos que se certifican en el mercado voluntario pueden tratarse de créditos “fantasma” que no representan una captura real y persistente de carbono.
Queda por tanto claro que el campo de investigación en torno a los ECA es poliédrico, emergente, y necesitado de una aproximación genuinamente transdisciplinar y holística, incluyendo la biología, la ecología, la economía, la filosofía, o las ciencias sociales y políticas. Serán necesarios esfuerzos conjuntos para hacerlo avanzar en el sentido correcto y con el máximo rigor a nuestro alcance tanto en el ámbito de la investigación como en el normativo o en el de la implementación.
Es en este contexto en el que nace el Grupo Español de Expertos en Ecosistemas de Carbono Azul (G3ECA).
Objetivos
El Grupo Español de Expertos en Ecosistemas de Carbono Azul (G3ECA) se crea con los siguientes objetivos generales:
- Fomentar sinergias entre especialistas nacionales interesados en los ecosistemas de CA en cualquiera de sus ámbitos (ciencia básica, normativa, divulgación).
- Servir de referencia para todos los sectores interesados en contactar con especialistas en los diferentes ámbitos del CA (Administración Pública española, sector empresarial, docentes, ONGs, etc.),
- Informar sobre proyectos, publicaciones y eventos más recientes relacionados con la ciencia del CA.
- Promover la coordinación con iniciativas similares de ámbito internacional en general, y europeas en particular.
Actualidad
Global dataset on seagrass meadow structure, biomass and production
Por Simone Strydom, Roisin McCallum, Anna Lafratta, Chanelle L. Webster, Caitlyn M. O’Dea, Nicole E. Said, Natasha Dunham, Karina Inostroza, Cristian Salinas, Samuel Billinghurst, Charlie M. Phelps, Connor Campbell, Connor Gorham, Rachele Bernasconi, Anna M. Frouws, Axel Werner, Federico Vitelli, Viena Puigcorbé, Alexandra D’Cruz, Kathryn M. McMahon, Jack Robinson, Megan J. Huggett, Sian McNamara, Glenn A. Hyndes, and Oscar Serrano
13 de noviembre de 2024
Seagrass meadows provide valuable socio-ecological ecosystem services, including a key role in climate change mitigation and adaption. Understanding the natural history of seagrass meadows across environmental gradients is crucial to deciphering the role of seagrasses in the global ocean. In this data collation, spatial and temporal patterns in seagrass meadow structure, biomass and production data […]
Más informaciónMiguel Angel Mateo: “Proteger el 30% de nuestro planeta permitiría que las agresiones en el resto puedan repararse”
Por Mercè Fernández / Comunicación CSIC en Cataluña en R+D CSIC
13 de noviembre de 2024
Se ha creado el primer grupo español de expertos ecosistemas de carbono azul (G3ECA), con el objetivo de proteger la vegetación litoral acuática. El carbono azul hace referencia al CO2 que es capturado por los ecosistemas costeros, básicamente praderas marinas, manglares y marismas. Aunque cubren menos del 2% de la superficie del mar, entierran hasta el […]
Más informaciónMejoran la predicción de las emisiones de gas metano de los humedales costeros
Ariane Arias-Ortiz et al. Methane Fluxes in Tidal Marshes of the Contiguous United States, Global Change Biology
2 de octubre de 2024
Un estudio internacional liderado por la investigadora del Departamento de Física Ariane Arias-Ortiz, publicado en Global Change Biology, ha analizado los flujos de gas metano de más de un centenar de humedales costeros o marjales de EE. UU. El análisis ha identificado los factores ambientales clave que influyen en las emisiones de metano y ha permitido elaborar […]
Más información